lunes, 24 de junio de 2013

EN EL CAMPO DE BATALLA


Hoy mis palabras tienen su inspiración en un sabio amigo. Personas hay de tantas clases.... hoy hablaré de esas personas que se comen el mundo, como él bien me dice.
De los valientes.
De los que eligen su camino, aunque lo anden solos.
De los que se dejan la piel en el campo de batalla.
De los que dejan un rastro de sangre tras la batalla, heridos pero vivos.
De los que a veces necesitan caerse para poder seguir caminando.
De los que comprometidos con su causa, lo dan todo, todo por ella.
A veces es honestidad, integridad, sinceridad, a veces es la consecución de un objetivo... da igual, es su causa y merece la pena dar incluso tu vida por ella.
Tal vez siglos atrás hubiéramos liderado ejércitos.O tal vez lo hayamos hecho.
Tal vez siglos atrás hubiéramos sido revolucionarios.O tal vez lo hayamos sido.
Tal vez siglos atrás hubiéramos deseado cambiar el mundo.O  tal vez lo hayamos cambiado... O tal vez lo estemos cambiando.

Hay unas personas que tienen "una pasta" especial. Unas personas que las miras y a veces te preguntas si acaso no se rinden. No. No se rinden. Flaquean. Pero no se rinden. Rendición es un vocablo inexistente para esas personas.
A veces es cierto, la vida los pone tan a prueba que los lleva al límite. Pero ellos saben en el fondo de su ser que es una prueba más. Y que la pasarán. Será difícil seguramente. Y la tentación de abandono puede asomar, si bien rápidamente se ponen en guardia, sacan su arma,apuntan y amenazan a su adversario: aquí solo gano YO. Vine a vivir esta vida para ganar(me).
Más optimista o menos, pero siempre adelante. Más soleado o menos el día, pero siempre vemos la luz.
Vamos adelante, siempre adelante.  El punto sin retorno quedó tan atrás que ya ni lo recordamos.
Y es que a veces el camino se hace tan cuesta arriba...abrupto y dificultoso, los accidentes geográficos del terreno hacen que sudes conquistando la cumbre como pocas veces lo hiciste, las gotas de sudor resbalan por tu frente, recorren tus sienes, tus cejas,tus pestañas ya no frenan su caída, tus ojos entreabiertos, enrojecidos se esfuerzan por vislumbrar el camino. Crees que las fuerzas se han ido. Crees que ya no puedes más. Crees que no queda de donde sacar más energía. Tu aliento decae.
Entonces una mano amiga aprieta la tuya. "Vamos, te acompaño un ratito" Entonces, tus ojos descansan unos momentos, los cierras y te dejas llevar. Bajo una sombra, unos momentos de descanso saben a gloria. Cuatro palabras amigas y dos serias. Un trago de agua y un empujón con dulzura.

"Vamos amig@, te queda un largo trecho por recorrer. Ahora debes partir sol@. Pero nos volveremos a encontrar."







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