domingo, 20 de julio de 2014

El cambio y el vacío




Todo cambio, de conciencia, de innovación o de actividad, requiere un tiempo de vacío  necesario para el movimiento hacia otras direcciones.
Hablaba hace poco con varias personas acerca de sus múltiples actividades y de si éstas son realmente necesarias o es uno mismo quién las hace ser necesarias.
¿Para qué necesito hacer todo lo que me resta tanto tiempo?
¿Reservo un tiempo para mi? ¿Reservo un tiempo para estar conmigo? ¿Para pensar? ¿Para encontrarme?
Si la respuesta es no, ¿todo aquello que hago es absolutamente imprescindible hacerlo? ¿Qué ocurriría si yo dejo de existir? Probablemente todo eso que consideramos tan importante, nos demos cuenta de que puede ser realizado por otra persona. Con frecuencia nos auto asignamos tareas a veces casi hasta la saturación, y ¿para qué? ¿realmente es necesario? ¿realmente nos hace alcanzar tal estado de felicidad que compensa el tiempo que me "roban" esas actividades? Recordemos que hemos de ser ecológicos con nuestra vida. Si el beneficio que obtengo es mayor que el perjuicio... bien, pero a veces nos engañamos a nosotros mismos, nos convencemos de que ocupar nuestro tiempo con X nos hace sentir de maravilla, cuando lo que hacemos es en realidad ocupar espacios vacíos para precisamente no tenerlos. Así, no disponemos de tiempo para pensar, para reflexionar, para estar con nosotros mismos, para ser conscientes de lo que hemos de cambiar.... de nuestro ahora en definitiva. Y muchas veces, precisamente esa saturación de tiempo nos "sobreviene casualmente" en tiempos de cambio.
Quizá porque el miedo al cambio, el miedo a afrontar determinadas realidades nos lleva a ocupar todo nuestro tiempo precisamente por eso... para no tener el vacío necesario para dar lugar al cambio. Llenar nuestro tiempo hasta saturarlo es la mejor opción para evitar pensar y no dar lugar al cambio.
Y ahora, ¿Te detienes un rato? 
Feliz reflexión

No hay comentarios:

Publicar un comentario