viernes, 20 de julio de 2012

CERRANDO ETAPAS

Etapas, círculos, ciclos.... sea como sea que lo bauticemos, todos decidimos en algún momento de nuestra vida iniciar un proyecto, con ilusión, con ganas...y sin pensar claro que algún día tendremos que cerrar la carpeta.
La mayoria de las veces es necesario cerrar, olvidar, dejar aquello que emprendimos para estar centrados en lo que ahora requiere nuestra atención y energía.
Habrá ocasiones que nos esforzaremos en mantenernos en una etapa, por tozudos, por insistentes, por convencimiento de que ése es el camino... delgada y sutil es la línea que separa nuestros pensamientos de nuestro inevitable ¿"destino"?
Piensa por un momento, ¿Cuántas personas conoces que confiesen sentirse plenamente satisfechas con su vida? Haces memoria y recuerdas a quien te dijo que antes, cuando vivía con .... eran tan feliz..., claro ahora ya que vive sol@, no lo es... o no lo es tanto..
Recuerdas a quién te dijo que era feliz porque no se preocupaba por llegar a fin de mes... claro, ahora que sí ha de hacer cálculos, ya no lo es.
Recuerdas a quién te dijo que como ya se han marchado sus hijos de casa, se siente muy sol@ y ... ya no es lo mismo, ha perdido la alegría.
Lo mismo que aquellos padres primerizos, sobrepasados por las demandas que exige su nuevo miembro familiar.... ya no tienen tiempo para los mismo de antes. Las risas y la felicidad escaparon sin saber ni cuándo. Innumerables situaciones...
Entender cuándo acaba una etapa y cerrarla es importante.
Vivir el presente sintiendo el pasado es perder energía. Es como subir en un autobús y caminar dentro de él hacia su parte trasera para evitar llegar al destino...el autobús sigue su camino, por más que te empeñes en quedarte en aquella parada...aquella parada pertenece al pasado. Vívela, sientela y déjala marchar. Ya no estás allí, ¿porqué sin embargo tu corazón, sentimientos, una parte de tí sigue allí? No podemos vivir divididos.
Las personas pasan por nuestra vida para que aprendamos, enseñamos y compartamos. Las experiencias que vivimos, nos aportan conocimiento de nuestro ser, de aquello que a veces permanece oculto a nuestro consciente. Pero hemos dejar que tanto las personas como aquello que acontece en nuestra vida pase o permanezca el tiempo que en su fluir natural, sea necesario.
Aprender a ver nuestra vida desde fuera, como un espectador, no es fácil, no. Sin embargo, si puedes ver tu vida desde fuera, podrás ser más objetivo, mantenerte distante para no condicionar tus reacciones siempre al ímpetu que las emociones le otorgan.
Ver tu vida desde fuera te permite ver las opciones que tus emociones no te permiten ver. La subjetividad nos condiciona.
En justo equilibrio, un juicio coherente entre lo que nuestro razonamiento subjetivo nos dice y lo que nos muestra una visión objetiva nos llevará sin duda a la posición idónea para cerrar el círculo de forma completa.

No olvidaremos a quienes pasaron por nuestra vida y dejaron su huella. Les recordaremos con una sonrisa dibujada en nuestro rostro agradeciendo la lección que su presencia  nos permitió aprender. Será un recuerdo bañado por el cariño, evocaremos momentos inolvidables, siempre conscientes de lo que son, recuerdos, conscientes que son un préstamo del pasado para apoyarnos en este momento presente.
Siempre en calma con nuestros sentimientos, siempre en calma con nosotros mismos, respetemos los tiempos de la vida. Respirando y dejando que marche. Respirando y permitiéndote ir.
De esta manera, damos un paso más hacia una de las más altas metas del ser humano: alcanzar la felicidad. Si no sufres por aquello que ya pasó, te permitirás disfrutar más el ahora.





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