sábado, 23 de agosto de 2014

El flujo....

Absorta en una tarea, olvido el reloj. Olvido el calor. Olvido dónde estoy... Como si las letras me adujesen, toda mi atención se enfoca en la lectura de un estudio. Inmersa en su lectura y reflexión, no soy consciente del paso de los minutos. La noche avanza, sigilosa, persiguiendo mi estudio sin lograr alcanzarlo.
Soy más rápida.
En un estado en el que no siento ni el cuerpo, ni el  tórrido calor de agosto, pese a mi gusto por la actividad intelectual nocturna, creo calcular que ese estado de "Me he quedado absorta" no puede haber durado más de hora. Sorpresa la mía, cuando descubro que han sido más de tres.
Mi vaso de "Nescafé con hielo" dejó una curiosa impronta sobre mi mesa de estudio, pequeñas gotas dibujaron un mandala digno de ser inmortalizado.
Y curiosamente, ya consciente de mis actos, leo "casualmente" la definición que da Csikszentmihalyi  de "estado de flujo":
Momentos de rendimiento cumbre donde la excelencia se produce sin el menor esfuerzo.
Dice Csikszentmihalyi  que la capacidad de entrar en el estado de «flujo» es el mejor ejemplo de la inteligencia emocional, un estado que tal vez represente el grado superior de control de las emociones al servicio del rendimiento y el aprendizaje. En ese estado las emociones no se ven reprimidas ni canalizadas sino que, por el contrario, se ven activadas, positivadas y alineadas con la tarea que estemos llevando a cabo.
Y ciertamente te sientes "raptada", "secuestrada" por la creación, por la iluminación de ideas que se agolpan en tu mente, empujando impacientes unas a otras, como corredoras de una media maratón luchando por el podium (Inevitable la aparición de mi anhelo al ritmo, y superación, dicho sea de paso, de mi rutina deportiva).
.... Momento éste en el que me dejo envolver por una ensoñación cuyo protagonista tiene nombre y apellidos, "Carros de Fuego".



Supongo que porque esta película pone frente a frente al talento y al esfuerzo...

Cierto y paradójico que en este estado de flujo estás "fuera de ti" y sin embargo es cuando tus resultados son extraordinarios.
Sucumbiendo a un nivel de concentración cuya medida aparentemente debiera salir de los parámetros estándar,encontramos que la zona de flujo y de rendimiento óptimo parece ser una especie de oasis de eficacia cortical en el que el gasto de energía cortical es mínimo. Curioso,¿no?



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