martes, 30 de julio de 2013

NADA ES TAN PERMANENTE COMO EL CAMBIO

Los grandes eruditos ya lo decían, "No puedes bajar dos veces el mismo río, pues nuevas aguas corren sobre tí" (Heráclito)
La vida es cambio, la vida es adaptación, la vida pide acción.
Mira la naturaleza : todo se transforma. Nada permanece inmutable, salvo el cambio. Siempre estable, siempre fijo, siempre presente.... el cambio.

Pretender que tu vida sea estática, frenarla ...  ¿Para qué? ¿Qué pretendes? Quizá busques seguridad. ¿Si? ¿Y de qué temes? ¿Del mañana? ¿Y si el mañana es infinitamente mejor que el hoy? Ah!! claro, puede ser peor. Pero también puede ser mejor.
El ser humano está genéticamente preparado para adaptarse a los cambios, nuestros mecanismos de adaptación son sublimemente perfectos. Susceptibles de ser dañados, sí, pero perfectos.

Es cierto que popularmente nos invaden y acechan mensajes que nos invitan a quedarnos quietos, porque seguro que has oído el típico "Virgencita, virgencita que me quede como estoy" ó "Más vale malo conocido que bueno por conocer" 
Sin embargo, yo me quedo con Darwin, que además de legarnos su teoría de la evolución, nos dejó una reflexión (entre otras) que comparto con vosotr@s : "No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive, es aquel que es más adaptable al cambio. "

Mi vida, como la de todos, ha sido invitada por el destino a vivir múltiples cambios. En el inicio del camino, años atrás, la rigidez me acompañaba. El temor, la incertidumbre, el no saber qué pasará...en definitiva, ni más ni menos que miedo. Miedo a lo desconocido,  miedo a no saber qué hacer ante una situación nueva. Miedo a fracasar. Tal vez miedo a fracasar.
Y tras esos miedos, subyace la verdad. ¿La verdad? La verdad, mi verdad, es que no te conoces hasta que te sientas y comienzas a tomarte un café, contigo misma, dialogando desde el corazón. Es entonces cuando inicias un diálogo que probablemente no tenga fin hasta que el bolígrafo de tu biografía se quede sin tinta. Hasta que tu ser decida adoptar otro vehículo, seguirás escribiendo tu verdadera  biografía según tu diálogo interno.
Y ahí el temor no tiene cabida. Cuando te conoces, la seguridad en tí crece exponencialmente, manejas tus emociones, controlas tus impulsos, sosegas tu ansiedad... no es el autocontrol una represión emocional, no, en absoluto. Desarrollar autocontrol sobre tí mism@ no es más (ni menos) saber mantener equilibradas las emociones y saber enfocarlas convenientemente.  Porque todo sentimiento es válido. Porque todo sentimiento tiene su valor y significado.
Cuando te conoces, sabes manejar eficientemente tu mundo emocional. Soportas bien las tensiones, y permaneces sereno ante la incertidumbre. Y esto se traduce en  calidad a tus decisiones.
Y sin duda, sin duda alguna, esto tiene un precio. Precio que merece la pena pagar.
Recorrerás carreteras, pagarás peajes, te perderás y te encontrarás, conocerás amigos, identificarás "enemigos", pasarás por lugares inhóspitos y por lugares de ensueño, paisajes que quedarán grabados en tu retina y en tu corazón, seres que siempre y pese a la distancia o circunstancias estarán a tu lado... esfuerzo y alegría, sudor y pena, melancolía y efusión... distintos precios que quedarán registrados en el coste del  itinerario de tu recorrido, pero que pagas con satisfacción porque te permiten conocerte, crecer, desarrollarte, y sobre todo y para mí lo más bonito y lo más grato, compartir tu esencia, tu ser y tus vivencias con otros navegantes emocionales.

Feliz martes :)


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