sábado, 6 de julio de 2013

A HORAS, SOLO UNAS HORAS...

Sólo unas horas....
¿Me pueden los nervios....? Horas, me quedan unas horas; muy afortunada por ser una de las que el azar a elegido para nadar los 5'900 metros que separan Tabarca de la costa en este 7 julio de 2013.
Obstáculos salvados para ir entrenando, momentos de agotamiento superados, rendida a otros... una temporada en la que me he "tanteado" y conocido mucho mejor. He visto cuándo y cómo mis esfuerzos se rendían al agotamiento, he visto cuándo y cómo superarme, he aprendido la forma en que he de hablarme cuando creo que no me queda nada, cuando creo que no hay fuerzas... y es que siempre hay.
SIEMPRE hay algo más en mí. Como bien dicen mis compañeros de travesías, "Cuándo te falten las fuerzas, piensa en todos los compañeros que no han tenido la suerte de estar en tu lugar, piensa en los que en este mismo instante se cambiarían por tí"

Lo que no haga mañana cuando me pesen los brazos, lo que no haga mañana cuando mis pulmones se sientan pequeños y deseen tener más aire, lo que no haga mañana cuando levante mi mirada y solo vea agua y agua, cuando vea la costa lejana, cuando me sienta sola, cuando a tramos nade sola viendo a las piraguas atentas a cualquier movimiento de demanda de ayuda, lo que no haga en el más duro de mis momentos, se quedará sin hacer. Así que... NO, no dejaré nada sin hacer. Lucharé, sacaré fuerza, como alguien me dijo una vez..."Que tu nado tenga la garra del tiburón y la elegancia del delfín" 

Porque los más grandes nos dan su ejemplo para algo. Esfuerzo, constancia, esfuerzo, constancia, esfuerzo....esfuerzo...esfuerzo...
Porque cuando los ves, lo vives, porque cuando los ves, cada poro de tu piel respira emoción y pasión, porque tu alma vibra con cada movimiento que hacen con esa garra y elegancia que les caracteriza.
Porque nos enseñan que si lo quieres, peléalo. Si lo quieres, lúchalo.





Por mí, porque me lo debo, por todo lo que he luchado y sudado esta temporada, porque nadie dijo que fuera fácil, porque los grandes retos nunca son fáciles, porque el mejor premio que pueda darme a mí misma es acabarla con satisfacción, salir del agua cansada, sabiendo que he dado lo mejor de mí durante esos 5'900 metros, orgullosa de haber cumplido con mis expectativas.
Porque quiero entrar en meta con una sonrisa de satisfacción tatuada en mi cara.

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