lunes, 27 de mayo de 2013

Apunta, enfoca y dispara... tu palabra.

Tal vez no siempre le damos la importancia que merece... pero todas y cada una de nuestras palabras ejercen un efecto en el interior de quienes nos escuchan. O de quienes nos leen. Y en el nuestro. No siempre hace falta escuchar literalmente, hay ocasiones en las que "oir" como se escriben las palabras nos delata.
Aquellas vivencias que no esperamos vivir son las que nos muestran esa parte que no conocemos de nosotros. Ante un impacto, ante algo absolutamente inesperado.... aflora nuestra esencia. Y ahí, cuando queda al descubierto, sin protección, sin escudo... cuando la situación la desarma es cuando puede ser herida. Bajo el efecto de la adrenalina, en el momento de la batalla, lo más probable es que no nos demos cuenta de la herida. Hasta el momento del descanso, de la recuperación, del stop.
Es entonces cuando vemos que apuntaron hacia el centro mismo de nuestra esencia, de nuestro ser, enfocaron con precisión, y .... soltaron la palabra.
Bajo la agitada lucha en el campo de batalla, no vemos las heridas ni magulladuras, es en el campamento, donde quienes nos atienden, nos ayudan a recuperar, nos dicen "¡¡ Mira!! Menudo raspón llevas!! Casi te dan de lleno eh?"
Y es que al igual que hemos de medir nuestras palabras, las que decimos y las que no decimos, las que escribimos y las que no escribimos.... hemos de saber esquivar los disparos.
Hay veces en que las personas nos disparan a propósito. Otras veces, sin querer, la flecha es lanzada. Quizá porque el arquero estaba mucho tiempo soportando la tensión del arco, quizá porque la tensión era superior a la que su entrenamiento podía permitirle soportar... sea como fuere, la flecha sale disparada, y nosotros hemos de esquivarla.
O quizá seamos arqueros para un bien mayor. Quizá esa flecha haga diana en un sorprendente estallido de felicidad.
Sea cual fuere el caso.... el entrenamiento diario es necesario. Potencia, flexibilidad y control. Estudiate, sé flexible contigo y controla cuando toque.

Tengamos presente que en muchas ocasiones seremos la diana, pero en otras tantas, seremos el arquero, para "bien" o para "mal".
Así pues, fluyendo y con el corazón en la mano siempre...apunta, enfoca y dispara tu palabra.

FELIZ LUNES

   


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