Es humano sentir, ¿qué sería la vida si no viviéramos y además con intensidad nuestros sentimientos? La tristeza, ese sentimiento tan temido por el ser humano, nos enseña muchas cosas. Nos enseña que necesitamos a los amigos, nos enseña humildad, nos enseña a compartir, nos enseña que no somos los únicos que lo pasamos mal... nos enseña quién nos aprecia, nos enseña quién está en nuestra vida de pasada y quién quiere un lugar en ella.
En cierto momento te darás cuenta
quién es real, quién es falso
y quién lo arriesgaría todo por tí.
Algunas personas te dejarán boquiabiert@.
A veces somos maestros, a veces humildes alumnos cabizbajos, dispuestos a apoyarnos en ese hombro amigo...dispuestos a aprender de los errores, de aquello que hemos hecho o lo que no llegamos a hacer...
Pero no debemos olvidar que para enriquecernos interiormente, para crecer como personas, para que nuestros valores sean más elevados, es necesario saber vivir y convivir con todas y cada una de nuestras emociones. Sobrellevar los momentos difíciles nos hace superarnos.
La sociedad sutilmente nos invita a evitar sentir dolor, pena, tristeza... porque nos hace vulnerables. ¿Acaso el ser humano ha de estar envuelto en una coraza..? Sentir es humano. Y vivir cada sentimiento es enriquecedor.
Vivamos la lección de la humildad. Reconozcamos sin miedo que somos vulnerables,y no por ello somos menos. Incluso podemos ser más... no tenemos miedo de reconocer una parte de nuestro ser que otros esconden.
Llora, descansa, comparte... Llora, pero llora lo justo para poder ver el sol. Descansa, evádete de la realidad por unos momentos, para volver a pisar con fuerza la tierra. Comparte, comparte aún el silencio.
Huir de la tristeza y el dolor es inútil,
pero refugiarse en ellos...absurdo.
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