viernes, 21 de marzo de 2014

Mindfulness, disposición afectiva e inmunidad.


Una de las razones por las que el uso de la atención plena está teniendo éxito en clínica es porque contribuye al restablecimiento del equilibrio emocional ( por ejemplo en la ansiedad), y porque favorece los estados de ánimo positivos y las actitudes de aproximación frente a las de evitación, razón por la que se ha utilizado en el tratamiento de los cuadros depresivos .
Existe trabajos científicos que han estudiado los efectos directos de la atención plena sobre la actividad cerebral en relación con el estado de ánimo y con lo que se ha llamado la disposición afectiva.
Una mayor activación del lado izquierdo se asocia, no sólo a un estado de ánimo más positivo, sino también a una reactividad aumentada a los estímulos emocionales positivos, a una mayor habilidad para afrontar estados de ánimo negativos y para suprimir voluntariamente el afecto negativo.

La relación que describía entre mindfulness y la asimetría cerebral nos sirve de puente para abordar otra posible área de influencia de la práctica de la meditación: los mecanismos inmunitarios.
Recordemos que la asimetría cerebral desviada hacia la derecha indica una mayor predisposición a los estados de ánimo depresivo y una mayor vulnerabilidad al afecto negativo.

Si la práctica de mindfulness era capaz de provocar una lateralización a la izquierda en la activación cerebral, no es descabellado preguntarnos ahora si esta práctica también puede afectar al sistema inmunitario.
El resultado de un estudio realizado por Richard Davidson constató que la meditación potenciaba la producción de anticuerpos. Estos hallazgos no representan más que un comienzo en el estudio de una relación que puede resultar extraordinariamente fructífera: la posibilidad de influir en el sistema inmunitario a través de la meditación.

Feliz viernes :)



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