Aquieta tu mente, déjala en silencio tras escuchar la música. Hacia tiempo que no experimentaba el silencio en público, el silencio en compañía. Suelo disfrutarlo sola, y qué distinto suena el silencio cuando estás acompañada. Suena rotundo, contundente, suena profundo, suena...y es silencio, pero suena, y en ocasiones con que intensidad.
Primero, al principio de todo, cuando apenas le conoces, casi casi que le temes. Quieres ruido a tu alrededor, si le oyes a él, te puede decir tantas cosas... luego un día, descubres que su compañía no está mal. Pero sin abusar eh? No mucho rato, a ver si dice demasiadas cosas que puedan tocar "la fibra"...
Al poco tiempo le hechas en falta. Y lo buscas. Y en realidad te extrañas. Porque al fin y al cabo, con el ritmo de esta sociedad, con el ritmo de una persona que vive a una velocidad vertiginosa... ¿cómo buscar al silencio? Pero...¡¡ lo buscas !! Y él, siempre dispuesto a ofrecerte su grata compañía, ahí aparece, tranquilo, pausado, directo. Permanece junto a tí mientras deseas que esté. Tan pronto siente resistencia... se marcha. Se marcha y espera paciente a ser nuevamente llamado.
Y cada vez lo llamas antes; se convierte en un amigo, en un cómplice, en un compañero...te susurra secretos, te muestra grandes verdades, te regala un espejo con el que ves esa otra cara del día, te cuenta esos "éxitos" que no viste y esos "fracasos" que no reconociste.
Cada día con más facilidad, le permites que pase, que se "apodere" de tí, porque te permite conocer, te permite saber, sientes que te da alas, esas alas que tu alma olvida que posee. Si dejas que te posea, algo nuevo nace en lo más profundo de tu ser. Me siento como un libro en blanco, y dejo que el silencio lo escriba.
Sus palabras son de fuego.
¡¡ Feliz inicio de semana !!
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